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sábado, 19 de julio de 2014

El gol es el orgasmo del fútbol.

Como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna.
Hace medio siglo era raro que un partido terminara sin goles: 0 a 0, dos
bocas abiertas, dos bostezos. Ahora, los once jugadores se pasan todo el
partido colgados del travesaño, dedicados a evitar los goles y sin tiempo
para hacerlos.
El entusiasmo que se desata cada vez que la bala blanca sacude la red puede
parecer misterio o locura, pero hay que tener en cuenta que el milagro se
da poco.
El gol, aunque sea un golecito, resulta siempre
goooooooooooooooooooooooooool en la garganta de los relatores de radio,
un do de pecho capaz de dejar a Caruso mudo para siempre, y la multitud
delira y el estadio se olvida que es de cemento y se desprende de la tierra y
se va al aire.

Eduardo Galeano
El fútbol a sol y sombra


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lunes, 14 de julio de 2014

Adiós Maestro

Cuando todos nos habíamos hecho a la idea de que era eterno, se nos fue Gabo, dejando al país huérfano de la grandeza. Acostumbrados a ser dirigidos por una oligarquía mediocre y una clase dirigente rapaz, nunca le pudimos perdonar que siendo colombiano, fuera tan brillante y por eso, nunca nos preocupamos de que tuviera que vivir lejos de nuestro suelo, nunca nadie protestó ni cuestionó que el colombiano más importante, no pudiera vivir en su patria, nos acostumbramos a ser gobernados por rufianes, por eso, nuestros mejores hijos tienen que vivir en el exilio. Después de muerto, todos salieron a convertirlo en una estatua, como a Bolívar; muerto dejó de ser incómodo y todos salieron a apropiarse de su figura.

Pero la realidad, es que el país nunca le ha dado el lugar que se merece. Por eso, con Hildebrand, decimos; “Algún día, cuando la marea de la mezquindad, se haya retirado, se reconocerá en la obra de García Márquez la huella de un segundo y sudamericano Cervantes. (…) Lo menos importante de su biografía fue ganar el Premio Nobel, ese que Sartre despreció y que otros consiguieron a rastras”.

Llegará el día en que en tu país, el gobierno, te dé el trato que te mereces, que se editen masivamente tus obras para que todos los colombianos te puedan leer, que en las facultades de periodismo se cree la catedra García Márquez, para formar periodistas y no lagartos, que los libros sean más baratos que la carne y que sea más importante la lectura de un cuento que un partido de fútbol.