Para hacer una revista se requiere, además de un buen equipo, solidariamente conectado con unos objetivos comunes, de la participación de los lectores, que son, en primera y última instancia, quienes la motivan, explican y justifican.
Sin lectores entusiastas, comunicativos y generosos la empresa resulta muy difícil. Menos mal, Susurros no puede quejarse de los suyos, que, dicho sea de paso, son bastantes. La afirmación se apoya en las numerosas demostraciones de simpatía que estamos recibiendo desde la reaparición de la revista.
Necesitamos, sin embargo, cada vez más lectores. Por eso sugerimos a los actuales que la difundan entre sus amigos de todas las latitudes, a fin de que nuestros sueños de mostrar una cara amable y bella de la cultura colombiana, tan olvidada y menospreciada incluso por los organismos oficiales encargados de estimularla, reluzcan así sea sólo por internet.
Más que de quienes la hacemos, Susurros es de todos sus lectores.
¡Bienvenidos siempre!
